The Great Escape, Mornin´Glory, The Bends, Different Class, I Should
Coco… todos estos discos tienen en común ser lanzamientos referentes dentro
del movimiento o género musical que se conoció como Britpop, y todos en este
año 2025, cumplen 30 años desde su lanzamiento.
Recuerdo perfectamente ver en la televisión, en el programa musical Sputnik (para aquellos que no conozcan este programa, surgió en los años 90 y se emitía en Tv3, que es una cadena de televisión de Cataluña), los videoclips de Girls & Boys , Live Forever o Animal Nitrate sin tener conocimiento de que aquello pertenecía a un “movimiento” o “género musical” acuñado por los periodistas en el Reino Unido, para aunar a esas nuevas bandas que estaban surgiendo en las islas británicas, y no tardaría en llegar dicho término o etiqueta a todas partes, con la explosión de la Britpopmanía.
El periodista John Harris sugirió que el Britpop comenzó con el sencillo de Blur “Popscene” y el de Suede “The Drowners”, que fueron lanzados en 1992. Dicho periodista además declaró: “...si el Britpop comenzó en alguna parte, fue por una avalancha de alabanzas que saludaron el primer disco de Suede: todos muy audaces, exitosos y muy, muy británicos”. La fuerza musical dominante en ese tiempo era la invasión ‘‘Grunge’’ de Estados Unidos, que llenó el vacío dejado en la escena indie por la inactividad de Stone Roses”
Siempre ha habido esa discusión, controversia y debate, sobre cuál fue el primer disco considerado Britpop y que por ende estableció la casilla de salida en el movimiento musical cultural británico, atribuyendo la prensa este hito al disco debut de Suede de 1993.
Precisamente, no hace mucho, me leí la primera parte de la biografía de Brett Anderson, “Mañanas Negras como el carbón”, en las que Anderson, además de hacer referencias constantes a Blur (sin mencionarlos directamente), se atribuye sin lugar a dudas, el inicio del denominado Britpop con el primer disco de Suede.
En palabras de Anderson: “El sentido de lo británico que estábamos desplegando en nuestras letras, nuestra música y nuestro estilo era algo emocionante con lo que sentíamos que nos habíamos topado poco menos que por casualidad, y como tal nos producía la sensación de estar siendo audaces, crudos y hermosamente desfasados. Evidentemente, se había filtrado hasta nosotros a través de una sucesión de actos del pasado, pero en 1991, cuando todos los demás grupos que luego intentaron reivindicarlo como cosa propia seguían todavía atrapados en un miserable barullo de shoegazing y ropa holgada, nosotros teníamos la sensación de que se trataba de algo nuestro y solo nuestro”.
Continúa Anderson diciendo: “Ahora bien,
había una diferencia enorme entre lo que yo intentaba hacer con mis letras y lo
que hicieron los que vinieron después. Yo nunca celebré el hecho de que
fuéramos británicos: simplemente lo documenté. Para mí de lo que se trataba era
de reflejar el mundo que veía a mi alrededor, y daba la casualidad de que ese
mundo era Gran Bretaña: un mundo envilecido y fracasado que nada tenía que ver
con la interpretación inmadura, patriotera y cargada de francos aires de
superioridad que llegaría después”.
Siempre ha existido esa competitividad de Damon con otros grupos de la escena, pero en mi opinión, el origen del movimiento Britpop o la semilla del mismo, se inició con el primer disco de la llamada trilogía británica de Blur, Modern Life Is Rubbish, habiendo manifestado Albarn en varias ocasiones que con dicho álbum, quería encarnar un renacimiento del pop británico clásico.
Así mismo sobre ésta época en concreto, Damon Albarn en una entrevista
del año 2000 que le hicieron en la revista Mojo, dijo que: “Suede
y América alimentaron mi deseo de demostrar a todos que Blur valía la pena ...
No había nada más importante en mi vida. Sentí que la popularidad de la
música grunge estadounidense que se estaba disfrutando en Gran
Bretaña en ese momento pronto se desvanecería, y Blur encarnaría
un renacimiento del pop británico clásico en su próximo trabajo”.
Si Modern Life Is Rubbish y Popscene supusieron el pistoletazo de salida, el Britpop se hizo mundialmente conocido, con la salida de Parklife, que en palabras de Albarn era: “un álbum conceptual vagamente vinculado, involucrando todas esas diferentes historias. Son los viajes del místico devorador de lagers, viendo lo que está pasando en el mundo y comentándolo”.
Parklife es visto en gran medida no solo como uno de los mejores álbumes de 1994 y su década, sino de todos los tiempos, habiendo estado nominado incluso a los prestigiosos Mercury Prize. La trilogía británica culminaría con la salida del álbum The Great Escape que constituiría el punto álgido del Britpop y la consecuente decadencia del mismo, con la denominada batalla del Britpop, que tuvo como protagonistas a las dos bandas que realmente lideraron dicho movimiento, Blur y Oasis.
Dentro de la escena, había muchas bandas con propuestas muy diferentes y que
sacaron discos brillantes: Pulp con su Different Class, The
Verve con Urban Hymns, el 1977 de Ash, Kula Shaker, Manic
Street Preachers, Ocean Colour Scene y un larguísimo etc.. personalmente,
fueron años que recuerdo con mucho cariño, que me pillaron de lleno en mi adolescencia
y por ende los viví con intensidad, con bandas que me han acompañado y me
siguen acompañando a día de hoy.
Y es que, cabe reseñar que más que un género musical, el Britpop supuso un movimiento cultural, donde la prensa aunó bajo dicha etiqueta a todas aquellas bandas inglesas que estaban revitalizando toda la escena (independientemente del género musical al que pertenecieran), que supusieron un resurgir de la música británica, y que nos brindó una de las épocas doradas de la música, con grandes grupos y discos que han sido y son, referentes de toda una generación.